Thursday, May 26, 2016

Hiroshima and Donald Trump

La visita del Presidente de Hiroshima, sede de la primera bomba atómica nunca caer, es un triste recordatorio de las consecuencias de una guerra nuclear. Así horrible fue la destrucción y las fotos de los que sobrevivieron, que después de Nagasaki fue bombardeado tres días más tarde, las armas nucleares no más se han utilizado desde 1945. Los videos gráficos mostrados en torno a su visita de las consecuencias de las armas nucleares deberían recordarnos de la razones por las que el aumento de probabilidad de que dicha utilización es una fórmula para la nuestra y la autodestrucción de los demás, ya que muchos otros ya han adquirido esa capacidad intercontinental de represalia. Es también un recordatorio de por qué la propuesta de Donald Trump para armar Japón y Corea del Sur con armas nucleares, y para cancelar o tratar de renegociar el acuerdo Irán abriría la presa para la carrera de armamentos, especialmente en el Medio Oriente.

Para el puesto de 1945 a las generaciones venideras, la mayor parte del mundo persiguieron acuerdos de desarme nuclear para limitar la capacidad de producir y de conseguir acuerdos con los países que todavía no tienen la capacidad militar nuclear para alcanzar dicho objetivo. En tanto que los líderes racionales entienden las consecuencias del uso de las armas nucleares, podemos tener una oportunidad de prevenir este tipo de catástrofes. Corea del Norte es ahora la excepción y su liderazgo podría ser considerado irracional.

 Irán estaba llamando a la puerta con las predicciones sería nucleares en armas en tres meses. El acuerdo de desarme nuclear con Irán ha sido atacado por Pres. la oposición interna de Obama como un mal, ya que no requería Irán a ceder en sus actividades terroristas o que renuncie a atacar a Israel. Había una gran cantidad de dudas si Irán cumpliría a pesar de las estrictas medidas de verificación históricamente en el acuerdo. Hasta ahora parece que Irán ha cumplido con los requisitos del acuerdo.

También hay temor de que cuantos más países que tienen armas nucleares, más fácil es para extender la capacidad de otros países que no tendrían escrúpulos en su uso. Hay una línea directa a Corea del Norte desde los científicos deshonestos de Pakistán. El miedo es real. Ha ocurrido.
Ese mismo miedo fue la principal razón de la conducción de los Estados Unidos para lanzar el ataque a Irak. Nunca se encontraron armas de destrucción masiva. El uso de pequeña escala y las armas nucleares y las bombas sucias "primitivos" ha alimentado los temores actuales también. ¿Y si los terroristas en París utilizaron una bomba sucia en lugar de armas automáticas? Muchos más habrían resultado muertos y heridos.

la política exterior de Estados Unidos ha trabajado duro para mantener el mundo a salvo de la destrucción nuclear. Trump lo que está proponiendo es una ruptura irracional de nuestras políticas en vigor desde la Segunda Guerra Mundial. Para aquellos de nosotros mucho tiempo en el diente recordar el temor de una guerra nuclear durante la Guerra Fría, el impulso de volver a construir búnkeres de garaje o simulacros en las escuelas pasando por debajo de escritorios para sobrevivir a un ataque nuclear. En la crisis de los misiles cubanos, estaba tensa sentado en mi escritorio en la ciudad de Nueva York por temor a que podría ser vaporizado. Era real para mí, pero las generaciones posteriores no tienen este tipo de memorias gracias a los acuerdos de desarme nuclear. La perspectiva de que el dedo de Donald Trump en el botón nuclear y su política exterior en proliferación nuclear es personalmente aterrador.

The President’s visit to Hiroshima, site of the first atomic bomb ever dropped, is a grim reminder of the consequences of nuclear war.  So horrendous was the destruction and the pictures of those who survived, that after Nagasaki was nuked three days later, no more nuclear weapons have been used since 1945.  The graphic videos shown around his visit of the consequences  of nuclear weapons should remind us of the reasons why increasing that probability of such use is a formula for ours and others’  self-destruction since so many others have already acquired that retaliatory intercontinental capability. It is also a reminder of why Donald Trump’s proposal to arm Japan and South Korea with nuclear weapons and to cancel or try to renegotiate the Iran deal would open the dam to an arms race, especially in the Middle East.

For the post 1945 succeeding generations, most of the world pursued nuclear disarmament agreements to limit the ability to produce it and to get agreements with nations who did not yet  have nuclear military capability to attain it.  So long as rational leaders understand the consequences of the use of nuclear weapons, we may have a shot at preventing such catastrophes.  North Korea is right now the exception and its leadership could be considered irrational.

 Iran was knocking at the door with predictions it would be nuclear weaponized in three months.   The nuclear disarmament agreement with Iran has been attacked by Pres. Obama’s domestic opponents as a bad one because it did not require Iran to cave in on its terrorist activities or to forswear attacking Israel. There was a great deal of doubt if Iran would comply in spite of the historically stringent verification measures in the agreement. So far it appears Iran has lived up to the requirements of the agreement.

There is also fear that the more countries who have nuclear weapons, the easier it is to spread the capability to other countries who would have no scruples in  using them.  There is a direct line to North Korea from Pakistan’s rogue scientists.  The fear is real. It has happened.
That same fear was the main rationale driving the United States to launch the attack on Iraq.  WMD were never found. Use of small scale and nuclear weapons and primitive “dirty” bombs has fed current fears as well. What if the terrorists in Paris used a dirty bomb instead of automatic weapons? Many more would have been killed and injured.

US foreign policy has worked hard to keep the world safe from nuclear destruction. What Trump is proposing is an irrational break from our policies in effect since World War II. For those of us long in tooth remember the fear of a nuclear war in the Cold War, the drive to build back yard bunkers or drills in schools ducking under desks to survive a nuclear attack.  In the Cuban missile crisis, I was tense sitting at my desk in New York City fearing that I might be vaporized.  It was real to me but subsequent generations have no such memories thanks to nuclear disarmament agreements.  The prospect of Donald Trump’s finger on the nuclear button and his nuclear proliferating foreign policy is personally frightening.





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